
- julio 6, 2022
«La importancia de la tipografía en el branding»

Para empezar; ¿Qué es la tipografía?
Es muy posible que tu publicidad, tus carteles e incluso tu logotipo tengan un soporte de texto. Para que su diseño gráfico cumpla con los objetivos que te has marcado , este tiene que tener cierta armonía visual con el resto de la composición y, a la vez, transmitir información que ayude a su comprensión.
Por otra parte, si lo que estás diseñando es un folleto o un libro, aparte de ofrecer una estética determinada tendrás que ofrecer una buena experiencia de lectura. Y para eso es fundamental la legibilidad.
Recuerda que, además de transmitir conceptos, influirá en la percepción que el lector tenga del trabajo.
La elección de una tipografía en el desarrollo de un branding puede resultar fundamental para el éxito de una marca.
Las marcas no se crean; las marcas se construyen. Hablar de tipografía en relación a las marcas es, sobre todo, subrayar la importancia crucial que las decisiones tipográficas tienen en el correcto desarrollo de un proyecto de branding.
Por eso decimos que las marcas se construyen y, siguiendo con símil arquitectónico, si no disponen de unos sólidos cimientos conceptuales y formales, todo el edificio se vendrá abajo.
Una marca no es solo un logo. O, dicho de otro modo, un logo, por sí solo, no hace marca.
Las marcas nacen, crecen, hablan, gritan, susurran, evolucionan, mutan, tropiezan, renacen y, en ocasiones, mueren.

tendencias actuales
El branding es una disciplina amplia y poliédrica, que admite diversos acercamientos y puede resultar escurridiza, tal vez por un exceso de «definicionitis». Por lo tanto, no es sencillo resumir cómo está evolucionando en los últimos años ni por supuesto qué derroteros tomará en el futuro inmediato. Aunque es posible extraer algunas ideas que nos pueden ayudar a generar una panorámica aproximada del asunto.
Podríamos decir que, en la actualidad, se observan dos principales tendencias tipográficas en el universo del branding que corren paralelas y están marcando el devenir de las marcas.
Por un lado, un proceso de simplificación de las identidades visuales, de modo que los logotipos han acabado siendo estrictamente eso, logotipos. Entes gráficos sustentados exclusivamente en el valor visual que les aporta la tipografía escogida. Es decir, el poder de la imagen de las letras.
Y por otro lado, la convicción por parte de las marcas de que tener una tipografía propia hecha a medida aporta un gran valor.
Las marcas hablan y su voz es la tipografía.
Además, la reducción de elementos gráficos a la mínima expresión conlleva un aumento —si esto es posible— de la importancia de la elección tipográfica.
Las letras denotan y connotan. Seducen y persuaden. Sugieren.
Una marca está formada por elementos visuales y emocionales que se retroalimentan. Las formas de las letras escogidas suscitan una respuesta emocional en el observador que, a su vez, modula la visión o percepción que éste tiene de la marca. Como un circuito cerrado donde no hay lugar para la improvisación. O como el mecanismo de un reloj suizo.
Con un concepto muy potente, una marca ya tendrá mucho ganado. Pero los elementos que escojamos para materializar dicho concepto deberán navegar en la misma dirección que éste.
