

Entre packs, el estilo es consistente y sigue la línea minimalista con disposición más clara, estructurada y ordenada entre sí en dos niveles de lectura. La tipografía sigue siendo una sans, aunque su uso ha cambiado. Mientras que antes era más bold, con poco tracking y se usaba (casi) como una ilustración, ahora tiene una presencia mucho más reducida, más espaciada y legible.
Matt Sia, director creativo de Pearlfisher, ha comentado a varios medios que la clave del rediseño fue «averiguar qué era lo realmente especial de cada elemento del menú para diseñar un sistema que facilitara a los demás hacer lo mismo». Este objetivo es crucial para una marca global que opera en una gran cantidad de contextos culturales.
Este enfoque, más minimalista y similar a lo que ya vimos en Burger King, garantiza un despliegue más fácil de los próximos cambios de marca en el futuro, con gráficos sencillos que buscan “crear momentos únicos, alegres y para compartir”.
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